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Capítulo II - Se ha Hecho la Luz

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Mensaje  Supresor Lun Sep 21, 2009 4:20 am

Capítulo II - Se ha Hecho la Luz


Durante miles de años, las razas continuaron su conflicto sin que se vislumbrase una posible solución, pacto, o tregua.

Nuestra historia,inicialmente, nos sitúa frente a dos sujetos en concreto. Ambos enfrentados por historia, separados el uno del otro por la lógica de su nacimiento. Aislados en sus mundos, apartados por grandes extensiones de tierra estéril y árida, donde nada crece, salvo la desolación y el desamparo.

El primer sujeto proviene de aquella tierra dónde la luz sólo proviene de los tenues candiles que iluminan las calles empedregadas de los pueblos fríos y tenebrosos. La oscuridad reina y el calor brilla por su ausencia, salvo en las fogatas armadas por los compatriotas que invitan a degustar la presa de turno.

Este Orco, nativo de Golundo, ha crecido en medio de la crisis que asola estas tierras. Conoce muy bien el arte de matar y torturar de la peor manera. Tiene la posibilidad de acceder a un poder que excede la imaginación, y una potencia física nunca vista. Es un Orco, un orco combatiente.

Este orco combatiente, responde al nombre de Supresor. Nombre que ha adoptado desde el bautismo de fuego, luego de haber suprimido totalmente a un arácnido terriblemente poderoso para él entonces. Suprimir es su tarea; es su escencia.

Hacia el momento de su independencia como combatiente, soldado de élite de las filas orcas, el conflicto mundial lo ha alcanzado en alma. A pesar de su herencia netamente arcaica y troglodita, Supresor siente que algo no está bien. Hay muchos clanes que gobiernan sólo por el poder, y eso no es lo que quiere. Ha crecido soportando la miseria, el miedo, el odio...

Sucesivas disputas de este tipo, lo llevan a abandonar su pueblo natal e ir en busca de la paz, lejos de todos los conflictos universales que acosan su mente y su espíritu.

Con su mazo y su escudo a cuestas emprende un viaje con un retorno invisble hasta el momento. Sin mirar atrás se propone encontrar aquello que todos buscamos, pero no todos encontramos.

Luego de 3 días de camino, el cansancio le juega en contra y decide acampar. Es de noche en el desierto, hace frío y está solo. En el momento de poner algo de comida a calentar al calor de la lumbre, Supresor percibe un movimiento entre las rocas de un farallón de piedra cercano. Al parecer no está sólo, alguien lo ha seguido.

Nuestro orco amigo, invita a quién esté ahí a salir y dar la cara, tomando su mazo y escudo.

De pronto, un brazo se arrastra por entre las rocas caídas desde el punto extremo del paredón de piedra inmenso de los valles desérticos. Alguien necesita ayuda. Supresor se acerca hacia allí y encuentra a su álter ego caído a sus pies. Es un humano; está malherido al parecer fruto de una lucha larga y tendida, y a su lado, mas lejos, se encuentra el cadáver frío y azulado de su oponente. Un hechicero decrépito, que ha perecido, padeciendo el cansancio de la lucha.

Supresor intenta darle algo del agua que carga consigo al alicaído Humano. Cuando éste vuelve en sí, logra agradecer al desconocido por la asistencia. Debe descansar, pero ahora tranquilo, porque alguien lo ha visto, alguien se ha compadecido de él.

La sensación que sintió Supresor al ayudarlo fue muy grata y extraña a la vez. Se supone que son totalmente contrarios, y deberían odiarse. Pero eso es lo opuesto a lo que él siente. La guerra lo ha cansado.

A la mañana siguiente, el sol empezaba a asomar. Sería un día de mucho calor.

Este orco compasivo, logró despertar al humano que ahora yacía frente a él descansando en la tenue penumbra antes del amanecer. Éste último abrió los ojos y lejos de horrorizarse, espantarse, o defenderse, también saludó y agradeció nuevamente que Supresor lo haya ayudado.

En los sucesivos minutos, el calor se hacía presente, y la luz aumentó un poco más. Las charlas comenzaron a surgir y se han podido anoticiar el uno de la historia del otro. Al parecer el humano, era un Caballero de Élite de la orden del Fénix (uno de los grupos combatientes más importantes del mundo humano). Él era conocido como Darkfenyx, el caballero de la armadura más oscura. Era un combatiente veterano, con mucha experiencia, tenacidad y potencia; y al parecer estaba en ese mismo desierto, ese mismo día al momento en que Supresor lo encontró, por las mismas razones ideológicas que el orco.

Su forma de pensar no fue recibida con buenas críticas allá en Tullan, el castillo de reposo de los más importantes y emprendedores luchadores y aventureros de Chantra. Los sucesivos conflictos también lo obligaron a irse.

Se han simpatizado mucho. La relación probablemente continúe, pero ahora deben moverse. Las tierras desérticas no son lugares propicios para estar con poco en el estómago y mucho cansancio a cuestas. Los Centauros Windrunners están al acecho. Seguirán conociéndose cuando caminen hacia algún lugar dónde reabastecerse y ocultarse momentaneamente.

El sol ha salido totalmente...

Se ha hecho la LUZ.
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